jueves, 21 de agosto de 2014

El chip de los gimnasios

A esta época del año en los gimnasios suelo llamarla ‘’el tiempo de las golondrinas’’, por todos aquellos que aparecen en busca del cuerpo perfecto antes de que el verano delate los pecados cometidos durante el año. Desde que el cuerpo es un objeto de consumo más y un símbolo de reconocimiento, nos preocupa mucho cómo luce y qué tanto se acerca al ‘’cuerpo ideal’’, aquél que quieren imponernos las redes sociales, desfiles de moda y tanta propaganda que no encuentra mejor forma de vender que usar el cuerpo de una mujer. Preocupante no solo en el plano social, sino también en el marco de la salud. Uno de los obstáculos más grande con los que nos encontramos los profesionales del ejercicio que trabajamos en el campo de la salud y la prevención, es que aquellas personas que necesitan hacer ejercicio porque tienen problemas de presión, pre-diabetes, colesterol alto, principio de osteoporisis, etc. - son reacios a empezar un programa de ejercicio porque tienen en su chip la idea de que el gimnasio sirve sólo para esculpir cuerpos para presentar en concursos de belleza.  Nada más errado que esto. Sin embargo, es una idea que se refuerza a través de una retroalimentación entre los medios, los practicantes y los instructores de fitness. Muchas personas me han dicho que no empiezan el gimnasio porque sienten incomodidad y vergüenza debido a la presencia de cuerpos perfectos que acaparan la atención del personal a cargo. Uno de los retos más grandes a los que me enfrento es poder generar un cambio en este sentido, pues la única forma de modificar el chip de estas personas es mostrándoles que existe otra forma de hacer ejercicio; una que se adapta a sus posibilidades, mejora la calidad de vida y sobre todo, que cambia la forma de pensar nuestro cuerpo.

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