jueves, 16 de julio de 2015

EDUCACIÓN física

En los últimos años he tenido la suerte de trabajar en gimnasios a los que acude una población muy heterogénea: desde jugadores de rugby, jóvenes que hacen algo por estética, hasta adultos mayores con déficits de fuerza, equilibrio y alteraciones posturales, cardiológicas, entre otras. 
Trabajar con poblaciones diferentes en un mismo contexto es complicado. Es necesario conocer muy bien aspectos fisiológicos específicos de cada caso para poder programar el ejercicio de la mejor manera y así brindar soluciones y alcanzar objetivos. 
Pero más difícil que esto resulta lidiar con aspectos que tienen que ver con la educación de cada uno de ellos. Los desafíos más grandes a los que me enfrento a diario en mi trabajo, tienen que ver con la poca o nula información que tienen mis alumnos sobre el cuerpo y su cuidado y ni qué decir de las concepciones erróneas del entrenamiento. 

Me preocupa cuando mis alumnos me comentan las barbaridades sin fundamento que leen en las revistas sobre dietas y ejercicio; los malos consejos que han seguido por presión de instructores sin formación alguna o los cuadros depresivos que presentan algunos, fruto de los complejos y fracasos al perseguir el cuerpo perfecto que nos venden permanentemente. 
En estas situaciones es cuando no puedo eludir mi rol como educadora. No basta con programar el ejercicio, diseñar rutinas y controlar los progresos a nivel físico, pues hay un aspecto fundamental por solucionar: la educación. Enseñarles no solo a moverse, sino que sepan por qué es bueno hacerlo; transmitir saberes que puedan tener a disposición por fuera de la clase para tomar buenas decisiones en relación a su cuerpo, la alimentación, el ejercicio o el deporte. Un saber que les otorgue poder de elegir y no dejarse engañar por el marketing y las propuestas superfluas, vacías de sentido. Este es el componente principal de mi trabajo y la dirección que debería tomar la educación física, aun por fuera de los límites de la escuela. 

viernes, 3 de julio de 2015

¿Sobre qué base construyes tu estado físico?

Se imagina pedirle a un arquitecto que le diseñe una casa sin mostrarle el terreno? No se le ocurriría pensar en algo así, ¿verdad? Para construir una casa el arquitecto debe conocer el terreno, las características del lugar, el clima y otros factores que influyen en la toma de decisiones de un proyecto. Lo mismo les respondo a las personas que me piden que las entrene. Muchos piensan que el trabajo de un profesional de la actividad física se reduce a diseñar "rutinas" de ejercicios solo en función de 3 variables: marcar, fortalecer o bajar. Si fuera así de simple, no hubiera invertido años de mi vida al estudio del ejercicio sobre la salud y el rendimiento físico. Sin embargo, esta es la mentalidad que reina en el campo del fitness y el público que busca actividades físicas. El sedentarismo está causando estragos impresionantes en la salud de la población mundial. Es verdad que algunos se preocupan y deciden moverse, pero lamentablemente lo que veo a diario es gente moviéndose mucho, pero muy, muy mal. Desde caminar, correr, saltar, agacharse, lanzar y ni qué decir de los ejercicios de musculación y otros métodos de entrenamiento de fuerza muscular. El error está en pensar que para entrenar basta con diseñar una rutina, elegir los ejercicios y hacerlos hasta sudar la gota gorda. Nadie examina el terreno, las bases sobre las cuales se añadirá fuerza y resistencia. Estamos construyendo un cuerpo sobre cimientos débiles, alterados y disfuncionales, porque nadie evalúa el terreno del movimiento. ¿Te has puesto a pensar en la durabilidad de tu estado físico si no dedicaste tiempo a corregir y desarrollar una base de calidad? Las consecuencias son parecidas a la construcción. Una casa puede lucir muy hermosa, pero si las bases no están bien hechas, no espere sobrevivir a la primera tormenta: vendrán lesiones, dolores y otras consecuencias. Primero hay que moverse bien, para luego moverse mucho. 

Artículo publicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia

viernes, 26 de junio de 2015

Entrenar para correr

La carrera es una de las actividades recreativas que va ganando mayor cantidad de adeptos en los últimos años. En nuestra ciudad las carreras callejeras han sido todo un éxito y cada vez son más los jóvenes, niños y familias completas que se suman a estos eventos tan bien organizados. En septiembre se llevará a cabo la maratón de Adidas, una de las más populares entre corredores profesionales y amateurs. Seguro que muchos ya empezaron a programar sus entrenamientos para alcanzar sus respectivas distancias y tiempos. Lo que los corredores deben tener muy en cuenta es que para entrenar no basta solo con correr; esto es solo una parte de todo el proceso y debe estar muy bien planificado. Uno de los componentes del entrenamiento del corredor es el de la prevención de lesiones. Entre el 50-75% de lesiones de corredores corresponden a la rodilla, por sobreuso de la articulación en la técnica de carrera. Este no es un dato menor, ya que una lesión implica dejar de entrenar además de otras consecuencias a nivel de la salud musculo-esquelética. Si eres corredor o piensas participar en una carrera, pide ayuda a un profesional de la actividad física para que organice tus entrenamientos, ya que excederte en volúmenes o intensidades de entrenamiento también pone en riesgo tu salud y aumenta la probabilidad de lesión. Además de esto, dedica al menos dos días a la semana para trabajar sobre la musculatura involucrada en la estabilidad de la cadera y la zona media, la flexibilidad y la fuerza del tren inferior. No busques entrenamientos en internet ni copies el plan de tus amigos. El entrenamiento debe ser individual, diseñado en función de tu estado físico y cómo te mueves, la técnica de carrera y tus objetivos particulares. 

Artículo publicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. 

viernes, 19 de junio de 2015

Ya no más abdominales

Todos alguna vez hemos sido víctimas de la creencia de que mientras más abdominales hagamos, mejor lucirá nuestro abdomen. La triste verdad es que no existe evidencia de que la grasa se queme de forma localizada. Para perder grasa hay que hacer ejercicio, pero la dieta cumple un rol fundamental. Hoy quiero informarle sobre los famosos abdominales que hemos hecho toda la vida. Los tradicionales ‘sit ups’ o ‘crunchs’. Hace varios años que el profesor Stuart McGill -científico experto en biomecánica de la columna– demostró el alto nivel lesivo de estos ejercicios para los discos intervertebrales, ya que la flexión genera estrés acumulativo que degenera las fibras de colágeno. Por otro lado, este famoso ejercicio no es funcional. Los músculos del tronco, sobre todo los más profundos, cumplen un rol estabilizador y protector de la columna. El entrenamiento de esta zona debe estar dirigido a mejorar o recuperar la estabilidad espinal para prevenir lesiones y optimizar la  fuerza propulsora de las extremidades. Los abdominales tradicionales no solo son lesivos, sino que activan el recto anterior del abdomen, músculo de propiedades más propulsoras que estabilizadoras. Para un mejor entrenamiento de la estabilidad del centro son más adecuados los ejercicios que comprometan la activación de la musculatura profunda: el transverso abdominal, los oblicuos internos e incluso el diafragma. Por último y ante todo: sentido común. Pasamos la mayor parte del tiempo con la columna flexionada, encorvada. Si algo queremos hacer para mejorar nuestra postura o aliviar los dolores que nos produce la computadora, el celular y otros vicios posturales, ¿qué conseguimos con un ejercicio que refuerza aún más la flexión de la columna?

Artículo publicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

lunes, 15 de junio de 2015

Ejercicio y ciclo menstrual

A pesar de las fluctuaciones en el humor y el comportamiento que le podamos culpar, el ciclo menstrual puede ser muy bien utilizado como una herramienta para organizar y optimizar el entrenamiento físico y/o deportivo de atletas femeninas o aquellas que hacen ejercicio por su salud. El ciclo menstrual –más allá de sus implicancias específicamente reproductivas- se caracteriza por cambios y fluctuaciones hormonales bien definidas. Conocer qué efectos tienen estas variaciones sobre tu rendimiento físico puede ser muy beneficioso. Durante la fase premenstrual y menstrual los niveles hormonales son muy bajos, por eso debes evitar incluir trabajos de alto nivel técnico y coordinativo, ya que podrías estar más expuesta a lesiones. Si el dolor no te lo impide, puedes dedicar este tiempo a trabajos sencillos de poca exigencia física, como los ejercicios correctivos o posturales e ir incrementando tanto en volumen como intensidad progresivamente hasta llegada la ovulación y la fase lútea (días 14 a 20). En esta fase los niveles de testosterona, hormona del crecimiento y estrógenos son altísimos, ambiente hormonal que se presta muy bien para los trabajos de fuerza de alta intensidad pero poco volumen. Puedes incluir trabajos que involucren grandes grupos musculares, levantamientos olímpicos o aquellos ejercicios que más te desafíen, ya que algunos estudios han observado que en esta fase se manifiestan los picos máximos de fuerza. Finalmente, hacia los últimos días del ciclo (día 20-25,) cuando los estrógenos se mantienen y la progesterona se eleva, prioriza las actividades de moderada intensidad y mayor duración como los ejercicios aeróbicos.

Artículo publicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

viernes, 5 de junio de 2015

Ejercicios para el dolor lumbar

La lumbalgia es el dolor más común de dolor de espalda, localizado en la región más baja a nivel de las vertebras lumbares que se irradia a la zona de los glúteos, la cadera y la zona baja del abdomen. La lumbalgia es una de las causas de consulta médica más frecuente, así como de ausentismo laboral y discapacidad. El 70-85% de las personas presentarán dolor lumbar en algún momento de su vida adulta.
Por este motivo es importante buscar formas de prevenirlo. 


Desde mi práctica profesional en el área de ejercicio físico para la salud, me veo obligada a evaluar y detectar factores del sistema muscular, esquelético y del movimiento que incrementen el riesgo de lesiones y dolor lumbar. Gran parte de mis alumnos ha presentado dolor lumbar en algún momento, relacionado a una práctica deportiva, la vida sedentaria o posturas viciosas.

Uno de los varios puntos que propongo trabajar es la reeducación de la activación de los músculos profundos del abdomen, protagonistas en la estabilización espinal cuando ésta es sometida a perturbaciones, fuerzas externas, movimientos bruscos, superficies inestables, gestos deportivos e incluso ejercicios básicos de gimnasia. La literatura científica ha demostrado que la activación rápida de estos músculos no solo garantiza estabilidad para la columna, evitando rangos de movimientos lesivos para los discos vertebrales, sino que mejora la estabilidad y movilidad de las extremidades durante habilidades como la marcha, la carrera, lanzamientos, subir escaleras, etc. Este proceso de reeducación requiere de mucha paciencia y atención con el alumno en las primeras etapas, pero garantiza algo fundamental en mis programas: la educación corporal para lograr calidad de movimiento.


Artículo publicado en el Diario El SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.