viernes, 24 de agosto de 2012

Viejos son los cerros

Los años no vienen solos. Algunos a los cuarenta ya comienzan con los achaques y dolores, sobre todo si no fueron muy "deportistas"’ en sus épocas mozas. A nadie le gusta pensar en la vejez y mucho menos en dar afanes. Las personas mayores buscan con mayor frecuencia cómo ocupar su tiempo libre y algunos abuelos han tenido que modernizarse. La actividad física podría aumentar hasta diez años la expectativa de vida, por lo que resulta una alternativa interesante para ellos. A partir de los 30 años empieza una pérdida paulatina de masa muscular y, por lo tanto, de fuerza para realizar tareas cotidianas como cargar las bolsas del supermercado, mover un mueble, subir las escaleras o alzar a los nietos. Caminar es mejor que no hacer nada, pero no es suficiente si queremos gozar de una vejez saludable e independiente. Muchos adultos piensan que hacer aparatos es cosa de muchachos y que ya no están para esos trotes. Sin embargo, es importantísimo incluir un plan de musculación, aún en la tercera edad.  Las mujeres que huyen de este tipo de ejercicios por miedo a formar grandes músculos y distorsionar su figura femenina, deben saber que trabajar la fuerza en combinación con actividades aeróbicas, acelera el metabolismo y además previene la osteoporosis que tanto nos amenaza. Perder músculo no solo significa perder fuerza. Los huesos se hacen más frágiles y propensos a las fracturas; ganamos peso con facilidad y aumentan los riesgos de artrosis y discapacidades en la tercera edad. No diga que ya está viejo, ni se sienta incapaz de hacer ejercicios. Un plan adecuado a sus posibilidades y bajo la supervisión de u profesional puede ser muy efectivo. La falta de tiempo no es excusa. Es hora de que el cuidado de nuestro cuerpo sea parte de nuestras prioridades. De nada sirve trabajar hasta los sesenta y después no poder ni levantarse de su silla.

Artículo publicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia

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