No es necesario que nos expliquen el sinnúmero de propiedades y beneficios que tienen las frutas. Su consumo es fundamental para la alimentación pero es necesario saber pequeños detalles para aprovechar al máximo sus nutrientes. Las frutas requieren de muy poca energía para ser digeridas; nuestro sistema digestivo no hace grandes esfuerzos para asimilar todos sus beneficios, a diferencia de otras comidas, cuyos nutrientes son aprovechados solo en parte y muchos otros son desechados.
Esto es necesario saberlo para comprender por qué no es bueno que usted consuma una fruta después de las comidas. Si usted almorzó un gran churrasco, su estómago se convierte en una bolsa llena de ácidos que descomponen las proteínas y las grasas y para esto se requiere de mucho tiempo.
Si de yapa de los bifes usted se come una fruta, imagínesela en el estómago con tantos ácidos mientras la carne está siendo digerida. La fruta no soporta ese ambiente y fermenta. Sus nutrientes no llegan a ser absorbidos porque no completan el proceso de digestión. Incluso, la fruta fermentada puede causar gases, mal aliento y mala digestión.
El momento ideal para consumir frutas es cuando estamos con el estómago vacío, ya sea en el desayuno y horas antes de cada comida principal, pero nunca después. De esta forma nuestro cuerpo podrá realizar su digestión y absorción en óptimas condiciones y podremos aprovechar al máximo sus aportes. Comer fruta de postre es igual o más contradictorio que servirse una hamburguesa triple con Coca Light.
Artículo publicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
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