Siempre hemos escuchado el mito urbano que dice que antes de los 18 años los niños no deben levantar peso porque se van a quedar petizos. Veremos qué hay de cierto y qué hay de falsedad en esta afirmación. El ritmo máximo de crecimiento de un ser humano transcurre entre los 12 y los 14 años. Durante esta etapa se producen cambios hormonales muy significativos, favorables para el incremento de la fuerza, la velocidad y otras capacidades motrices. El aumento de la masa muscular se extiende hasta los 16-20 años en las mujeres y 18-25 en los varones. Es decir, que en un período de cuatro años es necesario que los adolescentes realicen actividades estimulantes del desarrollo.
Un adolescente de 12 o 13 años, varón o mujer, no solo puede, sino que debe ir al gimnasio y realizar ejercicios de fuerza, pero hay que prestar atención a los métodos que utiliza. Es inadmisible que un chico de esta edad levante pesas de 20 kilos, siguiendo rutinas de fisiculturistas, pero existen muchas otras alternativas a los aparatos y otros fierros.
Antes de meterlo al gimnasio a su hijo averigüe si los instructores conocen bien las limitaciones de un adolescente menor para no correr riesgos en relación al crecimiento, desarrollo y maduración de cada chico. La pubertad es una etapa delicada pero a la vez de gran potencial para explotarla al máximo en el campo de la actividad física. Todo depende de aplicar los métodos adecuados. Para salir de dudas, el entrenamiento no altera el crecimiento en estatura, pero sí en composición corporal; es decir, en la reducción de la grasa y el aumento de la masa magra.
Artículo puvlicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
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