
En los gimnasios las personas se dividen en dos grupos: los “cucarros” que recién empiezan y siguen al pie de la letra las órdenes del instructor y, por otro lado, los más “cancheros” que siguen su rutina sin control ni supervisión.
El segundo grupo lo conforman en su mayoría deportistas experimentados, aficionados del ejercicio o algún fanático que "googlea" los más modernos métodos de entrenamiento o se guía por su sentido común.
Entre los vicios que suelen acumular estos últimos se encuentra la creencia de que mientras más peso levanten y menos tiempo tarden en terminar su rutina, mejores resultados obtendrán. Los vemos de una máquina a otra, levantando pesos abismales, sudando la gota gorda y así permanecen horas sin parar.
Esto se debe al desconocimiento de la importancia de las pausas en el entrenamiento de la fuerza. Si usted pensaba que hacer sus tres series de 10 repeticiones sin parar es mejor que hacer pausas entre series, está muy equivocado. Las pausas y el tiempo que se dedique a estas cumplen un rol fundamental dependiendo del objetivo que busquemos alcanzar. Es aquí donde el sentido común no debería traicionarlo: mientras más peso levantemos, más tiempo necesitarán nuestros músculos para recuperar energías para la siguiente serie. De lo contrario, lo más probable es que no completemos el trabajo o la ejecución del ejercicio se entorpezca. Por eso es muy importante obedecer las pausas que necesita el cuerpo.
El entrenamiento de cualquier capacidad motriz se rige por principios y reglas a nivel muscular, metabólico y neuronal, que si no se siguen correctamente, obstaculizan el curso del entrenamiento e incluso provocar daños y lesiones.
Artículo publicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
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