
A quién no le gusta achetarse con un buen churrasco? Mejor si es con todas las de la ley: chorizo, chinchulín, morcilla, corazón, tripa gorda y demás. Bicho raro sería el que diga que no le gustan estos "bocadillos". Todo es risa y comilona hasta que nos hacemos un análisis y nos aparecen esos nombres raros con números por los cielos. Colesterol, azúcar, triglicéridos, ácido úrico. Si no le mermamos un poco al consumo de carnes y grasas, estamos fritos, pero privarnos de todo ello resulta un martirio ¿Qué hacer?
La grasa en nuestro cuerpo se almacena en distintos lugares y de distintas formas. Tenemos la grasa intravisceral –profunda– y la acumulación de esta es uno de los factores de riesgo de enfermedades coronarias. Por otro lado, tenemos la grasa del tejido graso subcutáneo, la responsable de los detestables rollitos. Y, por último, la grasa intramuscular –dentro de los músculos– almacenada principalmente en forma de triglicéridos. Debido a las distintas localizaciones de la grasa, también es distinta la manera en que nuestro cuerpo las moviliza y utiliza.
Las grasa intravisceral y la del tejido graso serán utilizadas únicamente cuando realizamos ejercicios aeróbicos de larga duración (mínimo 40 minutos). Por otro lado, si usted tiene los triglicéridos altos es porque estos se han incrementado dentro del músculo a causa de la escasa actividad que estos realizan. Una solución inmediata serían los trabajos musculares localizados. Y aquí se encuentra el error en el que muchos caen. Hacer muchos abdominales movilizará los triglicéridos acumulados en el músculo, pero no la grasa de sus "rollitos". Es por ello que resulta importante hacer ejercicios que tengan efectos tanto a nivel muscular como cardiovascular. Cuando llevamos una vida activa y realizamos ejercicios es mucho más fácil tener los niveles de glucosa, colesterol y triglicéridos normales y también podrá disfrutar de un churrasquito sin lamentarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario