Cuando se habla de salud tendemos a asociarlo con la medicina y el ámbito sanitario. Solemos designarle a los médicos la misión y responsabilidad de trabajar para resguardar nuestro bienestar y de esta manera gozar de buena salud.
Si bien la medicina se encarga de aplicar estrategias y medios para el mantenimiento de la salud, se enfoca más específicamente en el tratamiento de las enfermedades. Según la OMS, la salud es el completo bienestar físico, psíquico y social, y no solamente la ausencia de enfermedades. Desde este punto de vista podemos decir que la salud, a diferencia de la sanidad, es un asunto transversal que nos involucra a toda la sociedad.
La educación, por ejemplo, es un medio muy poderoso y eficaz para la preservación de la salud. Si en la escuela se les enseñara a los alumnos desde pequeños hábitos saludables y formas de cuidar la salud, una maestra de primaria también estaría salvado vidas. Si desde el Gobierno se implementaran políticas deportivas y estrategias que promuevan un estilo de vida saludable, seguro que las estadísticas de enfermedades cambiaría drásticamente a mediano o largo plazo. Una empresa que disponga de espacios para que sus trabajadores puedan dedicar tiempo de la semana a las prácticas corporales o deportivas, estarían contribuyendo en gran manera para la preservación de la salud de sus empleados, además de un mejor desempeño en su labor.
Este concepto de salud hace un llamado de atención a todos para preguntarnos si estamos contribuyendo al completo bienestar de los miembros de nuestra sociedad.
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