
Estadísticamente es más probable que un niño sedentario lo sea también cuando llegue a adulto y que por esta razón aumente el riesgo de desarrollar alguna enfermedad asociada a esta condición y a otros malos hábitos también adquiridos en la niñez. Si bien esto no es tan novedoso, lo que quizás le resulte alarmante es que los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad, se desarrollan en la niñez.
La arterioesclerosis u obstrucción de las arterias, que normalmente asociamos a personas mayores de 50 años, empieza de forma asintomática entre los nueve y once años. Estudios han llegado a observar en niños sedentarios y con mala alimentación, arterias comparables a las de personas de 40 años. Esto obliga a pensar, tanto a padres como a educadores, en qué estamos haciendo respecto a la enseñanza de hábitos saludables como la práctica regular de ejercicio físico y la buena alimentación.
Se ha comprobado que un gasto de 1.500 calorías a la semana puede revertir el proceso de obstrucción de las arterias, sin embargo los niños se mueven cada vez menos y los padres prefieren darles gusto con hamburguesas y pollo frito en vez de aprovechar esta etapa tan receptiva para consolidar buenos hábitos. Séneca lo dijo en pocas palabras: ‘’Mejor es la salud que nunca se perdió’’, pero al parecer a algunos les gusta tanto las papas, que hasta las prefieren quemadas.
Artículo publicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
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