Una de las ventajas del trabajo interdisciplinario es que permite un abordaje mucho
más integral de las problemáticas que refieren no solo a la salud sino a
variados campos de estudio y trabajo profesional. La epidemia de la obesidad y
el riesgo de enfermedades cardiovasculares que trae consigo, ha obligado a encarar
las investigaciones y los tratamientos bajo un nuevo paradigma que se viene estableciendo
a partir de numerosos estudios actuales. Hoy en día se sabe –contrario a lo que
se pensó durante muchos años – que no es solo el peso corporal lo que determina
la salud o la enfermedad de una persona y que un obeso activo tiene menor
riesgo que un delgado sedentario. Tampoco resulta suficiente el uso del índice
de masa corporal o la medición de pliegues cutáneos para medir la grasa corporal.
Esto porque existen evidencias que indican que no importa solo la cantidad de
grasa total corporal, sino la manera en que ésta se distribuye, teniendo en cuenta
que hay zonas como la región profunda del abdomen que constituye un tejido
graso muy dañino para la salud del corazón, mientras que la grasa de los
pliegues podría ser beneficiosa en comparación a la primera. Así se ha llegado
a la conclusión de que una persona con peso e índice de masa corporal normal,
puede tener los mismos problemas metabólicos, endócrinos y cardiacos que un obeso
o un diabético, lo que un reconocido científico suele llamar ‘‘obesos
disfrazados de flacos’’. Este descubrimiento no solo debería cambiar nuestra
forma de ver la delgadez y el sobrepeso, sino que obliga indiscutiblemente a
los profesionales de la salud a desprenderse de ideas y dogmas del siglo pasado
y ajustar sus estrategias a la luz del conocimiento científico actual de una manera
interdisciplinaria.
Artículo publicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
Artículo publicado en el Diario EL SOL
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
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