viernes, 13 de febrero de 2015

Aptitud física en la tercera edad

Que la vejez está asociada a la fragilidad y debilidad no es ninguna novedad. Lo que no parece ser de conocimiento general es que dicha fragilidad se debe a la creciente pérdida de masa muscular durante el envejecimiento y que el ejercicio físico tiene grandes beneficios en este nivel.
Sin embargo es imprescindible esclarecer algunas dudas en esta población, pues muchos permanecen reacios a ciertas modalidades de entrenamiento o se limitan a creer que sólo necesitan hacer ejercicios de estiramiento muscular, relajación y actividades recreativas.
Es cierto que los estiramientos y ejercicios destinados a mejorar la movilidad articular y la flexibilidad son de suma importancia en todas las edades, pero no hay que perder de vista las otras capacidades físicas que están directamente relacionadas con la salud y reconocidas científicamente como factores preventivos de las enfermedades asociadas al sedentarismo y aquellas propias de la tercera edad. Las personas mayores no deberían dejar de lado el entrenamiento de la resistencia aeróbica, pero además poner mucho énfasis en la fuerza muscular, tan disminuida en esta etapa de la vida. De esta forma, reducir la fragilidad, el riesgo de caídas y fracturas, mejorar la composición corporal, recurar la seguridad y la confianza. Es por ello que un programa dirigido a la tercera edad debe tener por objetivo el desarrollo de la aptitud física, es decir, el entrenamiento de la capacidad aeróbica, la fuerza muscular y la flexibilidad, así como otros elementos relacionados a aspectos psicológicos, sociales y lúdicos. 

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