jueves, 28 de mayo de 2015

El ejercicio en la enfermedad de Parkinson

El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al movimiento y funciones cognitivas como la memoria y atención, debido a la pérdida de neuronas involucradas en estas funciones.  Como consecuencia se produce la pérdida progresiva de la habilidad para realizar actividades motoras y movimientos finos. También se observa una disminución del equilibrio, control de la postura y rigidez muscular.
Estudios epidemiológicos han mostrado cómo la práctica de ejercicio físico regular disminuye el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer, pero en la última década se ha profundizado el estudio de los efectos potenciales del ejercicio dentro del tratamiento en pacientes con la enfermedad de Parkinson.
Estudios experimentales demostraron que los programas de ejercicio físico aeróbico mejoran la técnica de la marcha, habilidad que en estos pacientes se encuentra alterada. Sin embargo, la caminata sola no produjo efectos a nivel cognitivo, por lo que sugieren que los programa incluyan actividades que comprometan la atención, la memoria y la motivación, mediante consignas verbales, estímulos visuales, etc.
Este tipo de trabajos ha mostrado tener efectos a nivel de la neuroplasticidad, proceso por el cual el sistema nervioso genera nuevas conexiones y circuitos nerviosos o mejora el funcionamiento de los existentes.  Estos procesos son muy importantes para inducir mejoras a nivel del comportamiento y aprendizaje tanto motor como cognitivo.Por otro lado, el ejercicio posee propiedades protectoras para el cerebro a través de la liberación de factores de crecimiento neuronal e incremento del flujo sanguíneo, muy importantes para la salud del cerebro y la disminución de los síntomas del Parkinson. 

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